domingo, 17 de abril de 2011

¿Pelearías con la amante?

Por: Eugenia Correa
Un día despiertas en la mañana y sientes que algo no va bien. Él no es el de siempre. Entonces comienzas a indagar, checas las bolsas de sus sacos, hueles las camisas, revisas sus estados de cuenta. Y, una vez más, llegas a lo que no querías saber. Pero quien busca encuentra y por un momento te sientes culpable de haber abierto la caja de Pandora. Luego, ya con ira, no te queda más que confirmarlo… sabes que está con otra, tiene una amante.

En estos casos usualmente hay dos pasos a seguir, el primero es confrontarlo a él, esperando, ya sin mucho ánimo que te diga la verdad (si no te lo había dicho hasta ahora qué hará que cambie con la confrontación directa). No digo que todos, pero muchos lo negarán hasta la muerte aun si lo has prácticamente encontrado en la cama con la otra.

La otra opción es buscarla a ella, confrontarla, pedirle una explicación. Es difícil la decisión, ¿lo encaras a él para que termine aceptándolo a medias o diciendo que fue solo una vez, o peor aun negándolo hasta la muerte, pero dejándote con el corazón destrozado? o ¿la buscas a ella, la enfrentas, haces que confiese lo que él es incapaz de decir? ¿le infundes el miedo suficiente para que si tu decides dejarlo, al menos la otra no se quede feliz con el trofeo?

Nunca he estado en una situación así (que yo sepa) pero tengo muchas amigas que sí han pasado por esto. Pienso que quizá mi primera reacción sería preguntárselo primero a él. Pero según Lilia, una amiga y caso extremo, que se divorció después de infidelidades repetidas de su marido, a un hombre o a cierto tipo de hombres, es imposible arrancarles una verdad de esas. Por eso, ella un día decidió que se enfrentaría a todas y cada una de las amantes que su marido tuviera. Una labor que terminó por ser extenuante e insostenible. “Pero al menos siempre me enteré de la verdad que él no podía aceptar,” me dijo un día Lilia.

Así que, siempre que ella presentía algo, investigaba hasta dar con “La Otra”. Historias dramáticas algunas pues se llegó a encontrar con mujeres que ni siquiera sabían que él estaba casado que se sentían humilladas igual que Lilia. Por otra parte se encontró con algunas que eran verdaderas devoradoras que no daban un bledo por si él estaba casado o no. Querían, por supuesto, un pedazo del pastel (el ex de Lilia aparentaba ser muy exitoso económicamente, aunque después del divorcio supimos que no lo era tanto).

Al final la historia de Lilia es muy triste, ella pensaba que estaba así luchando por su matrimonio, pero al final el odio ciego por “las otras”, le hizo perder de foco la realidad y es que él era el verdadero problema. Creo, incluso, que llegó a disfrutar como Lilia peleaba por él. Al final ella se hartó de eso y decidieron dejarlo por la paz. Pero Lilia sigue firme en que los hombres mienten y no hay de otra más que dirigirse a “las otras”.

Sinceramente para mi sería super difícil hacer lo que hizo Lilia, confrontar y quizá hasta pelear con una desconocida por un hombre. Esa forma de actuar me parece más cercana a un ajuste de cuentas callejero que algo que puede hacer una dama. Tampoco sé si pelearía por un hombre que me engañó… pero la realidad es que una nunca sabe como reaccionará ante esas cosas hasta que no las tiene enfrente.

Quizá hay veces en que hay que ser más decididas. Cuando tienes hijos supongo que es importante pues no solo luchas por un hombre sino por una familia… Al menos eso me dijo una vez Romina, otra de mis conocidas que estuvo en una situación similar, pero ella tiene dos hijas. Ella atacó todos los frentes, se enfrentó a la otra, pero también a él, luego lo hizo sufrir hasta que volvió pidiendo perdón y después de un amargo episodio siguen juntos y si no tienen una relación perfecta al menos luchan por mantenerla. 

Personalmente creo que pelear entre nosotras no tiene caso sin importar qué tan terrible pueda ser “la otra”, porque a pesar de que hay mujeres sin escrúpulos, brujas, algunas dicen, finalmente los responsables de engañarnos, aquellos que nos debían un respeto y que eliminan nuestra confianza son ellos. Aunque confrontar a aquella que está por destruir tu vida por un momento puede parecer una cuestión viable, creo que al final simplemente es una forma de evitar el verdadero dolor que es el de haber sido engañada por aquel en quien más confiabas. 


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